El Rancho de Lara toma vida en la arquitectura tradicional de un viejo granero, paredes de adobe gruesas que acogen a quien disfruta de la serenidad que aporta un buen libro acompañado de un tinto al calor del fuego de la chimenea. Un espacio de retiro, un punto de encuentro entre lo rural y el verde de un bosque de pinos y encinos a tan sólo una hora del poniente de la CDMX.
Su calidez invita constantemente a transitar fines de semana de alberca, asados, charlas, caminatas, juego y descanso con los más allegados, generando experiencias que perduran para siempre en la memoria de quien se aventure a poseerla.