¿Quieres ser parte de la historia? ¿Buscas ser el guardián de un patrimonio nacional? ¿Te apasiona rescatar fragmentos de México y unir las piezas para un nuevo legado? Los Estudios Nancarrow-O’Gorman son una oportunidad única en el mercado.
La historia de la construcción de estas casas se remonta a la amistad que enlazó a dos titanes del arte: Por un lado, Conlon Nancarrow, el más grande compositor de música
experimental y mecanizada y por el otro, Juan O’Gorman, uno de los cinco fantásticos del arte mexicano. O’Gorman, le edificó como síntoma de amistad, los siguientes espacios a su
amigo, Nancarrow.
La importancia artística de la primer casa (1948) es incuantificable. Ya que alberga la colección de petromurales (técnica distintiva de Juan O’Gorman) más vasta dentro de un
espacio privado. Dichos murales, fueron nada más ni nada menos, el ensayo previo a su obra magna, los petromurales de la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria, hoy patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Y fueron recientemente restaurados por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Así que poseer en los muros de tu
propio hogar, un discurso artístico de tal envergadura, es una hazaña y proeza digna de un gran orgullo y responsabilidad. La oportunidad y la relevancia de adquirir un pedazo de la
historia de este país, a través de este acontecimiento tangible, es única en la vida.
En esta primera etapa constructiva también nos encontramos con un místico estudio de grabación; aislado acústicamente y diseñado por el propio Conlon Nancarrow. Impenetrable
ante el ruido mundano y capaz de reproducir únicamente el latido de tu corazón. Aquí, Nancarrow realizó gran parte de su magia y ofrendó las piezas y los instrumentos más
excéntricos y creativos para ser interpretados frente al mundo.
La segunda etapa constructiva tiene la peculiaridad de ser la última casa construida por O’Gorman como arquitecto. Construida en los años 70, posee todo el sello distintivo de
O’Gorman (rocas volcánicas, herrería y techos aparentes de vigueta y bovedilla) y un espectacular estudio con su propio balcón y terraza, con vista 360° hacia la copa de los
árboles y los petromurales de Juan O’Gorman. Un auténtico latir para todos los sentidos.
Rescatar un patrimonio así, es avivar el corazón de México.