Hay cosas que simplemente no tienen precio, como despertar con el sonido del mar y ver cómo el sol se asoma sobre las olas desde tu ventana. Vivir frente al mar no es solo una vista bonita, es un estilo de vida: caminar por la playa al atardecer, sentir la brisa fresca en las tardes, y tener ese espacio que se siente como vacaciones todos los días. Si alguna vez soñaste con vivir así... este lugar lo hace realidad.