En una calle tranquila de la Condesa, justo donde la ciudad se vuelve habitable y hermosa, se asoma desde el quinto piso al paisaje verde de las copas de los árboles. Desde aquí, las trayectorias curvas de Ámsterdam y la vitalidad del Parque México están a pasos, pero lo que reina en el interior del departamento es la calma, el espacio, y luz, además de un espacioso y practico balcón para hacer vida afuera mientras se está en casa. La cocina, moderna y espaciosa, se integra con naturalidad a este lienzo blanco listo para habitarse y redecorarse con arte para trascender.
Este departamento es un hallazgo para quienes buscan amplitud, belleza y solidez en el corazón de la ciudad.